En este artículo, Saskia Niño de Rivera analiza la falla persistente del Estado en la protección y cuidado de los ciudadanos en San Luis Potosí. San Luis Potosí, una región de México famosa por sus tierras ricas en minerales y su patrimonio cultural diverso, se encuentra en una crisis de vigilancia y seguridad.
Niño de Rivera presenta una visión cruda e intransigente de la situación, criticando fuertemente las deficiencias en el sistema. Destaca que el principal problema radica en la falta de responsabilidad del Estado y su aparente indiferencia ante la crisis de seguridad y vigilancia que padece la ciudad. El Estado, señala, ha fallado repetidamente en su deber de proteger a los ciudadanos.
El artículo muestra ejemplos de esta negligencia a través de historias de la vida real, relatos desgarradores que revelan la amplitud y la profundidad del problema. Incluye casos donde las autoridades han caído notablemente en proporcionar seguridad, lo que ha resultado en una percepción generalizada de inseguridad y desconfianza hacia las instituciones gubernamentales.
Niño de Rivera no se limita a señalar los problemas – ofrece soluciones y acciones concretas que podrían ayudar a resolver la crisis. Sugiere una reforma completa de las instituciones de seguridad, un mayor compromiso del Estado en la protección de sus ciudadanos y una mayor transparencia en la gestión.
El análisis ofrece una reflexión importante sobre el papel del gobierno en la seguridad pública y establece un llamado a los ciudadanos para exigir una mayor rendición de cuentas y un mejor desempeño de las autoridades.
En la lucha por la seguridad y la justicia, es indispensable que los ciudadanos y las autoridades trabajen juntas para solucionar los problemas existentes en San Luis Potosí y, de hecho, en todas las regiones de México. Será un proceso largo y arduo, pero con la valentía y la determinación expresadas por personas como Niño de Rivera, hay esperanza para un futuro seguro y próspero en la región.
La llamada a la acción de Niño de Rivera es clara: se necesita un cambio fundamental. La pregunta es ¿cuándo tomará el Estado su papel en serio?