El post que hoy nos dice: «Los gobiernos democráticamente electos han fracasado en resolver las grandes carencias», es una afirmación contundente que proviene de la pluma de Lorenzo Córdova Vianello. En esta cita se recoge una afirmación no solo polémica sino también sumamente valiente.
Nuestra democracia, tal y como la conocemos, se fundamenta en la idea de que, a través del voto, los ciudadanos somos capaces de influir en las decisiones de gobierno y dirigir así el rumbo de nuestra nación. Elegimos a nuestros gobernantes con la esperanza de que cumplan con su deber principal: resolver las carencias de la sociedad, dotarla de bienestar, garantizar la seguridad y libertad de sus ciudadanos.
Pero la realidad, de acuerdo a Córdova Vianello, es distinta. La contundente frase implica una frustración con los gobiernos que hemos elegido democráticamente, sugiriendo que estos han fallado en su objetivo esencial. Esto es algo que, si lo pensamos bien, puede resonar en muchos ciudadanos que se sienten insatisfechos con el estado actual de las cosas.
Nos sugiere que la democracia no está funcionando en su máximo potencial, que los gobiernos no están resolviendo las ‘grandes carencias’, entre las que podríamos citar la pobreza, la inseguridad, el deficiente sistema de salud, la educación de baja calidad… ¿Son estas las carencias a las que Córdova Vianello se refiere?
No obstante, debemos reflexionar también sobre la idea de qué significa realmente ‘resolver’. ¿Esperamos que nuestros gobiernos solucionen por completo estos problemas? ¿O consideramos que el simple hecho de abordarlos y trabajar en su mejora ya sea suficiente?
El fracaso de los gobiernos democráticamente electos en resolver las grandes carencias es una afirmación potente que nos invita a la reflexión crítica sobre el estado de nuestra democracia y el papel que como ciudadanos jugamos en ella.
El debate está servido. Ahora, el desafío radica en evaluar qué podemos hacer como sociedad y como individuos para avanzar hacia un sistema en el que los gobiernos cumplan efectivamente con su deber de responder a las carencias de su pueblo.