Como asiduo usuario de las redes sociales, estoy seguro de que ha visto las incontables imágenes del cielo de Santiago cubierto de nubes de humo. Esta visión lleva consigo una sensación de tristeza y preocupación que afecta a todos los que la ven, sean santiaguinos o no. Hace poco encontré una foto similar con un comentario adjunto que me causó una profunda impresión.
La foto muestra una vista desde un antiguo camino en La Rioja, mirando hacia Santiago. A diferencia de otras tomas que he visto, en esta one se aprecia un cielo totalmente limpio. Esa es la primera cosa que uno nota. Sin embargo, en el horizonte, contrarrestando con este cielo despejado, se puede apreciar una densa nube. No es una nube común y corriente, sino una que es el oscuro recordatorio de los incendios voraces que han estado consumiendo nuestros bosques.
El orden inverso en esta foto – cielo limpio sobre nube de humo – es inquietante. Sirve como un recordatorio visual de cuán dañinas pueden ser nuestras acciones en la naturaleza circundante. Los incendios forestales, a menudo causados por la negligencia humana, están robando rápidamente a Santiago y a nuestra Tierra de preciados «pulmones naturales».
Estos pulmones naturales, nuestros bosques, juegan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Adsorben una enorme cantidad de dióxido de carbono, el gas responsable del calentamiento global, y lo convierten en el oxígeno que necesitamos para vivir. Cada árbol que perdemos a causa de un incendio es una pieza menos en este delicado equilibrio.
Si bien gran parte de la responsabilidad de su salvaguarda recae en las autoridades pertinentes, cada uno de nosotros también puede jugar un papel crucial. Prevenir es siempre la mejor opción. Una manera sencilla y efectiva de hacerlo es evitando prender fogatas en áreas boscosas, especialmente en temporadas de alto riesgo.
Y, más importante aun, al menor rastro de un incendio, tenemos la responsabilidad de reportarlo al 911 de inmediato. Al actuar rápidamente, ayudamos a las autoridades a controlar la situación antes de que se convierta en una tragedia de proporciones mayores. Cada incendio que evitamos es otro paso hacia la conservación de nuestros pulmones naturales.
No necesitamos ser héroes para marcar la diferencia. A veces, todo lo que necesitamos hacer es actuar con sentido común y tener un poco de consideración por la Madre Naturaleza. Recordar esto cada vez que vayamos a caminar a algún bosque o cada vez que veamos esa nube en el horizonte, es un pequeño paso hacia un futuro más verde para todos.