El fuego es una bestia indomable, arrasadora y perversamente hermosa. Es una visión que aterroriza y a la vez fascina, sobre todo cuando se produce en una escala tan grande como la que envuelve actualmente a la Sierra de Santiago. Este incendio se ha convertido en un espectáculo visible casi desde toda el área metropolitana, haciendo que la atención de miles de personas se centre en él.
En una vista panorámica, el horizonte se ve lacerado por la feroz danza de las llamas, contrastando con el tranquilo azul del cielo diurno. O al caer la noche, el incendio se transforma en un faro inquietante, un resplandor anaranjado y persistente que se eleva hasta competir con las estrellas. Es una vista casi hipnótica, que no deja de recordarnos el poder incontenible de la naturaleza.
Y mientras muchos contemplan desde lejos, hay otros que se están metiendo de lleno en este infierno. Son los bomberos, los equipos de emergencia y los voluntarios. Estas personas arriesgan sus vidas en un esfuerzo por controlar las llamas, en un trabajo que requiere de valentía incomparable y un compromiso inquebrantable. La labor en estos incendios forestales no es una tarea fácil. A veces, la única opción es contener las llamas, prevenir que se propaguen a zonas pobladas o áreas de mayor riesgo.
Los incendios como este son un recordatorio contundente de la importancia de conservar y cuidar nuestros bosques y áreas verdes. La pérdida de la biodiversidad es irreparable y los ecosistemas tardan décadas, a veces siglos, en recuperarse de un desastre como éste. Por otro lado, también nos recuerda la valentía y el heroísmo de aquellos que se enfrentan al fuego para proteger nuestras tierras.
La Sierra de Santiago se debate en una batalla de proporciones épicas contra este monstruo de fuego. Mientras esperamos y rezamos por lluvia, mientras nos mantenemos a la expectativa de las noticias, recuerda también que este incendio, este fenómeno sobrecogedor que muchos pueden avistar a distancia, se encuentra encendido por una causa. Es vital seguir luchando por la protección de nuestros bosques, de nuestra naturaleza, y sobre todo, apoyar a aquellos que luchan en primera línea contra estas catástrofes.